Siempre me ha gustado la frase de “Tú a Boston y yo a California” que me evoca aquella película americana de la infancia tan divertida, así que cuando las chicas de Envidien mi boda me sugirieron un día hacer una entrada conjunta sobre un local de Madrid, lo tuve claro, era mi momento de comenzar una nueva experiencia multicolor y crear mi propia versión de la frase. Rápidamente me puse en contacto con ellas y como chicas todoterreno que son, no dudaron ni un segundo en apoyar la propuesta.
La idea era realizar una experiencia gastronómica en un mismo restaurante pero en localizaciones distintas: “Ellas en Madrid y yo en Murcia” y con una premisa fundamental: “pasarlo bien, disfrutar de una aventura muy especial y cotilleárnoslo todo al final”. El restaurante quería que fuese distinto de lo habitual, simpático y original, había oído que la hamburguesería americana Peggy Sue’s acababa de abrir un local en Murcia y tenía varios ya en Madrid.
Era el lugar perfecto, un local con sede en ambas ciudades y ambientado en los años 50. Oh yeah! Y allá que comenzamos nuestra operación hamburguesa y una Experiencia de colores muy Envidiosa.
Fijamos un día x para llevarla a cabo, realizamos unos formularios muy simpáticos para valorar la experiencia boli en mano y fuimos poniéndonos en situación, un poco de musiquita de Grease por aquí, un poco de Buddy Holly por allá… “Oh Peeeggy, my Peeeeeeggy Sue”
Llegó el gran día, carpeta y cámara en mano nos dirigimos cada una a su respectivo Peggy Sue’s. El local de Murcia, recién inaugurado y con una localización fantástica en pleno centro, ni más ni menos que junto a la catedral, es un lugar nuevo, fresco y divertido. Nada más llegar encuentras un cartel luminoso en inglés donde se lee «Open» que te pone en situación y te invita a entrar.
La decoración está fenomenal, predomina el blanco y el rosa chicle, realmente te traslada a los años 50 con sus cómodos asientos a rayas blancas y azules tipo sofá, una tele en blanco y negro con imágenes de la época que asombran, con una barra metálica y taburetes muy a lo dinner americano, batidoras, teléfonos antiguos, botes con bolas de chicles de colores, auténtico total.
Me sorprendió, gratamente, ver reflejada en la decoración del local múltiples guiños a la publicidad y a ese resurgir económico y boom consumista que estalló en los años 50, tras décadas de decadencia y depresión económica. Con esto en mente, observamos que toda la cartelería decorativa del local te invita a consumir sus productos.
Desde el menú con su originalidad y simpatía al enunciar los platos, hasta los manteles individuales donde no dudan en recomendarte las últimas novedades del menú o la instrucciones necesarias para el correcto uso de las wallboxes (es decir, la máquinas de música de pared).
Todo muy cuidado, muy ambientado en la época y muy americano, hasta los botes de Ketchup estaban en inglés.
A pesar de todas las instrucciones, mi ilusión e impaciencia por poner una canción de la época en la wallbox de mi mesa me llevó a mi primera sorpresa. Ahí me ves a mí, como loca mirando dónde meter el euro de turno, por arriba, por abajo… ¿¡no funciona!? ¡¿sí funciona?! Oh my god! Hasta que el camarero muy amablemente nos indicó que sólo había que pulsar el código de la canción y se ponía en marcha. ¿¡Pero qué me cuentas!? ¡¡¡Es gratis!!! Oye ¡qué detalle!
Peor suerte tuvieron mis compañeras de batallas madrileñas, máquinas rotas desde hace tiempo, sin arreglar, por lo que no music at all. ¡Menudo chasco!
El servicio fue rápido y atento en el local de Murcia, hasta sorprendieron a dos mesas, que celebraban un cumpleaños, con bengalas pequeñitas iluminadas en sus postres. Ahí nos veías al resto de mesas pendientes de los cumpleañeros y de los postres. ¡Yo también quiero!
Peggy Sue’s presume de comida rápida de calidad. De hecho, una amplia cristalera tras la barra muestra el interior de la cocina donde es posible ver cómo trabajan los cocineros. Que es muestra de su confianza por la calidad de sus productos y su elaboración.
Efectivamente, en el local de Murcia los productos se veían todos muy frescos, desde los entrantes hasta las hamburguesas, lo que se agradece. Para comenzar pedimos unas patatas fritas con queso cheddar y bacon.
Y una ensalada césar con trocitos de pollo muy crujientes, lechuga muy fresca y con mucho queso parmesano.
Lo acompañé con una Pink Lemonade muy refrescante, es decir, una limonada rosa que sorprende por su curioso color y su suave sabor, como preparada en casa.
Llegó el momento “hamburguesa”, me decidí por una Mary Lou, compuesta por cebolla a la plancha, queso azul, bacon y mostaza. La carne de la hamburguesa estaba en su punto y bastante jugosa, me gustó.
Aunque inicialmente la hamburguesa parece pequeña a la vista, para mí fue la cantidad ideal para dejar hueco a un rico postre de la carta, en esto, coincidimos todas. Se presenta sin acompañamiento pero con una simpática bolsita que anuncia lo que vas a probar.
En cuanto a los postres, ¡qué indecisión! Todos tenían una pinta buenísima. Me encantó la New York Cheese Cake, es decir, la tarta de queso, casera, nada de la típica prefabricada, muy rica. Fue mi plato favorito sin duda. Las chicas de Envidien mi boda, optaron, sin embargo, por los aros de cebolla y el brownie como plato favorito.
A mí, lo que más me gustó del brownie, a pesar de estar calentito, el bizcocho como recién hecho y con trocitos de nueces, fue el detalle de encontrar en el plato las palabras “Peggy Sue’s” y “Gracias” escritas con letras de chocolate. Probamos también las tortitas con nata y chocolate que estaban ricas.
En lo que respecta calidad-precio, comentar que es adecuada. Obviamente resulta más económico comer en un Burguer King o en un Mc Donalds, pero coincidimos en que la calidad de los platos es superior y la ambientación del local y su concepto global ofrecen un plus.
Un detalle simpático para terminar la experiencia con un buen sabor de boca fue regalarnos unas bolas de chicle de colores muy a los años 50. Elegí las bolas de color blanco, amarillo, naranja y rojo que representaban claramente para mí el conjunto de esta experiencia: amarillo por lo divertido de compartir esta experiencia con las chicas de Envidien mi boda, color elegido también por ellas para definir la experiencia junto con el blanco por la frescura del local, naranja por el entusiasmo y la ilusión que pusimos todas para llevarla a cabo.
Y por último, la bola de color rojo, porque sin duda la guinda más dulce del pastel para terminar la velada, fue salir del aseo, encontrar el local casi vacío y a mi novio esperándome con una sonrisa tras poner en marcha la canción Unchained Melody de Elvis Presley y banda sonora de Ghost: Oh my Love, my Darling! Algo que no tiene precio, desde luego.
Mi valoración general del Peggy Sue’s de Murcia es positiva por su conjunto. Un lugar fresco, distinto, muy nuevo, unos camareros amables y rápidos, que tuvieron el detalle de regalarme un pequeño recuerdo del local que desvelaré más adelante. Observamos que hay una clara diferencia en la gestión de ambos locales, con mejoras por delante en servicio y cuidado del local en el de Madrid, y la importancia que tiene una buena atención al cliente para que éste salga satisfecho del mismo.
En conclusión, fue una experiencia multicolor por todo lo que conllevó. ¡Gracias chicas, por aventuraros en esta experiencia sin pensarlo! Ha sido fantástico prepararla, compartir risas y comentarios con vosotras. Os dejo la dirección de Murcia:
PEGGY SUE’S MURCIA
Plaza de los Apóstoles, nº18
Murcia – España
968 217 364
Estoy deseando que llegue el miércoles para leer la crónica de Peggy Sue’s Madrid de las chicas del blog Envidien mi boda. ¡Qué poquito queda!
Experiencias de Colores 